Recientemente tuve la oportunidad de subirme a una moto que está generando bastante debate entre los amantes de las dos ruedas: la nueva Buell Super Cruiser 2025, una cruiser con alma deportiva diseñada por el famoso creador Roland Sands. Debo confesar que me despertaba mucha curiosidad probarla, sobre todo porque las cruiser suelen asociarse con tranquilidad y confort más que con prestaciones de superbike.
Aunque no pude realizar una prueba extensa (solo un breve paseo por carreteras bastante rectas durante un evento en Florida), estas son mis impresiones sobre la máquina que está sacudiendo el mercado.
Concepto de la Super Cruiser
La idea detrás de la Buell Super Cruiser es sencilla pero desafiante: fusionar el estilo clásico de una Harley-Davidson FXR con el rendimiento puro de una superbike moderna. Sands aceptó este reto usando componentes provenientes directamente de la plataforma deportiva de Buell, como el potente motor bicilíndrico ET-V2 de 1.190 cc, la suspensión deportiva ajustable y el particular sistema de frenos perimetrales, todo adaptado a un nuevo chasis tipo cruiser.
Visualmente, la moto llama la atención por su estilo agresivo, con componentes oscurecidos, un manillar alto y un pequeño carenado frontal, detalles que recuerdan al estilo club de motociclistas estadounidense. Sin embargo, al mirarla de cerca se percibe claramente su ADN deportivo, especialmente por el gran motor refrigerado por líquido que domina visualmente la moto.
La Super Cruiser en detalle
Al ver por primera vez la Super Cruiser, noté inmediatamente lo compacta y deportiva que parece para ser una cruiser. El diseño general está claramente inspirado en la mítica Harley FXR, pero con una personalidad más radical. La postura de conducción no es la típica posición relajada y baja de una cruiser tradicional; es más erguida, con los pies en posición intermedia y las manos elevadas en el manillar, lo cual ofrece una sensación diferente y más activa al conducir.
La moto que tuve la oportunidad de probar estaba equipada con una suspensión ajustable de alta gama firmada por Öhlins. Según declaraciones del CEO de Buell, Bill Melvin, esta suspensión podría no llegar a la versión final por cuestiones de costos, pero prometió que la moto mantendrá ajustes básicos para adaptarse a diferentes tipos de conductor.
Sensaciones en carretera
Nada más subirme, sentí la moto ligera para tratarse de una cruiser. Con unos 204 kg aproximadamente, es considerablemente más liviana que muchas motos del mismo segmento. El asiento de una sola pieza estilo Saddlemen con respaldo pronunciado ofrece un buen apoyo, aunque me pareció algo alto para pilotos de menor estatura, algo que podría mejorarse según Melvin, con un asiento más estrecho en la parte delantera.
Al encender el motor ET-V2, la moto despierta con un rugido agresivo, casi como avisándote que estás sobre una máquina con potencia más que suficiente. Desde los primeros kilómetros sentí que este motor pide ser exprimido en la zona alta del tacómetro. A partir de las 5.000 rpm, el motor muestra su verdadera naturaleza deportiva y, tras pasar las 8.000 rpm, la aceleración es sencillamente impactante. Según cifras oficiales, la potencia rondará los 175 caballos, y aunque no se confirmaron las cifras de torque, seguramente estará cerca de los 100 Nm, cifras que se sienten plenamente al abrir el acelerador.
Durante la breve prueba, pude comprobar que la caja de cambios tiene un funcionamiento suave y preciso, y el embrague hidráulico permite una operación cómoda. Según Buell, se ofrecerá también una opción con quickshifter para cambios rápidos, una opción atractiva para quienes buscan una experiencia aún más deportiva.
Los frenos perimetrales característicos de la marca ofrecen una frenada potente y precisa, aunque curiosamente, la moto no cuenta con sistema ABS, algo que podría generar debate entre algunos usuarios más exigentes en seguridad.
Ergonomía y confort
En cuanto al confort, la Super Cruiser se aleja bastante de la típica comodidad de las motos cruiser convencionales. La posición es más erguida y deportiva, y aunque el pequeño carenado frontal ayuda a proteger el torso del viento, la cabeza queda bastante expuesta a velocidades altas. El cuadro de instrumentos es digital y ofrece la información básica necesaria, aunque podría mejorar en calidad visual, pues luce algo sencillo para una moto de este precio.
Personalmente, creo que la ausencia de sistemas electrónicos avanzados no es una desventaja en este tipo de moto; más bien, añade un toque de rebeldía al conjunto. Es una máquina pensada claramente para quien desea sensaciones puras sin demasiadas ayudas tecnológicas.
Precio y disponibilidad

La producción de la Buell Super Cruiser está prevista para iniciarse en otoño de 2025, con un precio de lanzamiento especial para reservas anticipadas de 23.900 dólares. Posteriormente, el precio subirá a 25.900 dólares. La moto solo estará disponible en color negro, y se espera fabricar entre 2.000 y 5.000 unidades en su primer año de producción.
Buell planea además abrir puntos de venta y servicio en las principales ciudades estadounidenses hacia finales del próximo año, facilitando así la compra y mantenimiento del modelo.
Conclusión
La Buell Super Cruiser 2025 no es una moto para todo el mundo, y tampoco pretende serlo. Es una propuesta atrevida y distinta que mezcla géneros habitualmente separados: una cruiser con prestaciones cercanas a las de una superbike. Sin duda, generará opiniones encontradas entre quienes busquen comodidad tradicional y aquellos que valoren la emoción y adrenalina de su conducción deportiva.
A pesar de que mi prueba fue breve, pude sentir claramente que esta moto tiene carácter y que será una opción atractiva para quienes quieran alejarse de lo convencional. Solo el tiempo dirá si Buell logra cautivar a los suficientes usuarios como para hacer de la Super Cruiser un éxito comercial. Lo que sí está claro es que será una moto de la que se seguirá hablando.